12 de mayo de 2008

El enigma de las granjas mutantes

Ha ocurrido en Andratx, preciosa localidad de la isla de Mallorca, aún mucho más bella desde que poco a poco la colina llena de pinos que desciende hacia su bahía fue poblándose de hermosos chalés que fueron disimulando, hasta hacer casi desaparecer, su tono tan rupestre y primitivo que poseía originalmente. Ahora su verde original ha adquirido el mucho más bello color del cemento y el ladrillo, pero puede que en esto no haya tenido nada que ver la mano humana, grúas y andamios, sino los fenómenos paranormales que se dan en la isla.

Hasta los alcaldes son víctimas de tan singulares fenómenos. El ex alcalde de Andratx, don Eugenio Hidalgo, en su amor por la naturaleza y las labores agropecuarias en general decidió construir una pequeña granja en un terreno rústico de su propiedad. Supongo que su intención era criar gallinitas, patos, plantar unas lechugas y unos tomates, en fin, dedicarse a la vida campestre y cambiar su despacho de primer edil de la ciudad por la bucólica labor de la agricultura. Nada más loable.

Pero resulta que el pobre hombre empezó a padecer este tipo de fenómenos paranormales que por lo visto tan frecuentes son en la isla. Resulta que cuando volvía a su granjita procedente de su despacho el bebedero de las gallinas se le había convertido en un salón, la cuadra destinada a guardar a los animales se había transformado en un par de lujosos dormitorios y el cuartito de los aperos de labranza ahora era una moderna cocina y un cuarto de baño con hidromasaje. Y todo esto iba sucediendo de manera imperceptible para el alcalde, que ha declarado recientemente en un juicio que estas mutaciones ocurrían sin que él se diera cuenta, así que cuando quiso reaccionar su pequeña granja agrícola y ganadera se había convertido en un chalet. Me hago cargo de la consternación del alcalde; su gozo en un pozo. Él quería una granja para criar gallinas y por fenómenos y mutaciones inexplicables ahora tenía un confortable chalet, algo tan alejado de su bucólica intención.

Lo curioso del caso es que cuando cernían sobre la misteriosa granja mutante reconvertida en chalet ciertas sospechas y varios expedientes de demolición, antes de que ésta fuera inspeccionada empezó a sufrir mutaciones en sentido inverso, de forma que desaparecieron los sofás y los aparadores y en su lugar aparecieron espontáneamente varios sacos de alfalfa. Y por si esto fuera poco, también apareció delante del chalet un pony, lo cual, unido a los sacos de alfalfa del salón transformó por completo el chalet mutante en la soñada granja agrícola que el alcalde siempre quiso tener. Ahora todo era completamente rústico. Al menos eso supuso el señor Hidalgo que pensarían los inspectores que pudieran visitar su casita hortícola, así que dormía tranquilo.

Estos misteriosos fenómenos paranormales no son habituales sólo en Mallorca, sino en buena parte de la geografía española, con mayor incidencia en zonas del litoral. Suceden con especial frecuencia en fincas rústicas propiedad de ediles urbanísticos, o de personas con especial afinidad sentimental con estos. De forma igualmente misteriosa hay en la geografía española miles de casetas de aperos que han sufrido inexplicables mutaciones para transformarse en chalés, en duplex y hasta en pareados. No deja de ser curioso el fenómeno.

Así que no comprendo como este buen señor está sentado ahora delante de un tribunal de justicia, y se enfrenta a una posible pena de hasta seis años de cárcel, si él mismo ha declarado en el juicio que cuando se quiso dar cuenta la granja se le había convertido en un chalet. ¿Será que el juez y el fiscal no creen en los fenómenos paranormales y en las granjas mutantes? Pues deberían creer. En primer lugar porque está demostrado que la honradez e integridad de los políticos españoles en cargos con responsabilidad urbanística es intachable. Y está claro que cuando un terreno rústico pasa a ser urbanizable es por razones de interés público muy poderosas y jamás por intereses privados o corrupción, fenómeno totalmente desconocido en España.

O bien por enigmáticos fenómenos paranormales, como el de las granjas mutantes de Andratx. Descreídos y hombres de poca fe, eso es lo que son.